Reseña, affective computing, Rosalind W. Picard.
La introducción del libro “affective computing” de Rosalind W. Picard nos muestra el rol de las emociones en la toma de decisiones y que sucede entonces con la parte computacional. Hasta el día de hoy el éxito de construir una maquina que sienta como los seres humanos sigue un tema por alcanzar, ejercicios como el trabajo en “processing” nos demuestran cuan manipulables pueden ser los programas computacionales al punto de crear algo tan emocional como el arte digital, para estas maquinas no es más que un conjunto de coordenadas que no podrán llegar a sentir, ni emocionarse por lo que están “creando” lo que anula la capacidad de generar nuevas posibilidades en torno a la acción concreta.
Las emociones no solo son un estado visceral o irracional del hombre, aunque descontroladas puedan bloquear la toma de decisiones acertadas, estas están ligadas a otros procesos como la atención, la percepción y la memoria ubicados en la misma zona del cerebro que llamamos sistema límbico, este es uno de los puntos que nos diferencian de los animas y de las maquinas. la emoción además están directamente relacionada con la inteligencia, debido a que permite un sin número de procesos relacionados unos con otros que es lo que ayuda al ser humano a tomar decisiones con respecto a una situación especifica, no solamente recibe un estimulo directo o “problema”, recibe lo que llamamos “situación problema” que se ve afectado por el entorno que lo rodea, experiencias pasadas, comprensión de los estados anímicos de las personas implicadas entre muchos otros, esto permite hacer una deducción mucho mas precisa de lo que ocurre y que como llegar a una solución. Es por esta razón no podemos decir hoy en día que las maquinas piensan, sencillamente por que no tienen sienten, no perciben ni entienden las emociones, como mencione al comienzo lo único que entienden son comandos programados por el hombre si en su base de datos no se encuentra algún comando, simplemente es un error.
A mi punto de vista espero que esta llamada computación afectiva tarde algunos años en aparecer, por creo que a los seres humanos todavía nos falta un camino por recorrer con la comprensión de nuestras propias emociones, y así como mencionan en el texto que la emoción es un estado irracional que puede inhabilitar la toma acertada de decisiones, así mismo podría hacerlo en una maquina y entonces la ciencia ficción no estaría tan lejos de ser una realidad.
Pámela Lamus
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